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Gases de efecto invernadero

Efecto Invernadero

Los gases de efecto invernadero son gases emitidos de forma natural y por la actividad humana que contribuyen directamente al calentamiento global, ya que se acumulan en la atmósfera y absorben la energía infrarroja del sol. Los gases de efecto invernadero incluyen el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido nitroso (N2O), el ozono, los clorofluorocarbonos (CFC), los hidrofluorocarbonos (HFC), los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6).

El gas de efecto invernadero más importante es el CO2, pero el vapor de agua también contribuye de forma importante al calentamiento global porque tiene un fuerte efecto de retroalimentación positiva en el cambio climático.

El CO2 se produce como resultado del consumo de combustibles fósiles. Cuanto más quemamos combustibles fósiles como el carbón y el petróleo para la producción de energía, el transporte y la calefacción de nuestros hogares, más CO2 liberamos a la atmósfera.

¿Cuáles son los principales gases de efecto invernadero?

Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el ozono. Los tres primeros son los más importantes.

Vapor de agua

El vapor de agua constituye aproximadamente el 0,4% de la atmósfera terrestre en masa, pero es responsable de cerca del 90% del efecto invernadero. El dióxido de carbono representa alrededor del 4% de la atmósfera en masa y es responsable de alrededor del 20% del efecto invernadero. El ozono (en la estratosfera) representa menos de 10 ppm (partes por millón) de la atmósfera terrestre en volumen, pero tiene un impacto significativo en la cantidad de luz ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra y, por tanto, tiene un efecto indirecto en el clima.

Dióxido de carbono

El dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero más importante. Constituye aproximadamente el 83% de todos los gases de efecto invernadero, según la NASA. El dióxido de carbono se produce, entre otras cosas, por la quema de combustibles fósiles y los residuos animales.

El dióxido de carbono constituye un pequeño porcentaje de la atmósfera terrestre, con sólo un 0,04%. Sin embargo, es muy potente a la hora de atrapar el calor en nuestra atmósfera, lo que lo convierte en uno de los principales responsables del calentamiento global.

La cantidad de dióxido de carbono en nuestra atmósfera ha aumentado significativamente desde el comienzo de la Revolución Industrial, cuando los seres humanos comenzaron a quemar grandes cantidades de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo para obtener energía. De hecho, la concentración de dióxido de carbono en nuestra atmósfera ha aumentado más del 40% desde 1800 debido a actividades humanas como la deforestación y la agricultura (1).

Efecto Invernadero

Metano

El metano es el segundo gas de efecto invernadero más común en la atmósfera, después del dióxido de carbono. El metano procede de muchas fuentes.

Óxido nitroso

El óxido nitroso (N2O). El óxido nitroso es producido por la industria y la agricultura, así como por procesos naturales como las bacterias del suelo y el fitoplancton oceánico.

Clorofluorocarbonos

Los clorofluorocarbonos (CFC) son un grupo de sustancias químicas artificiales que en su día se utilizaron ampliamente en sistemas de aire acondicionado, frigoríficos y latas de aerosol. Contienen átomos de cloro, que pueden liberarse a la atmósfera cuando se descomponen. Los CFC son gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.

Ozono troposférico

El ozono troposférico es un contaminante de vida corta que se forma cuando los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) reaccionan en el aire en presencia de la luz solar.

El ozono es también una parte de nuestra atmósfera que necesitamos para respirar y proteger nuestra salud. La capa de ozono de la atmósfera superior nos protege de los dañinos rayos ultravioleta del sol.

La contaminación por ozono es un problema grave, sobre todo en las zonas urbanas donde circulan muchos coches, autobuses y camiones. El ozono a nivel del suelo puede causar problemas respiratorios a personas sensibles como los niños con asma, los adultos mayores y las personas que trabajan al aire libre. El ozono puede irritar los ojos y dificultar la respiración si se padecen enfermedades pulmonares como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

¿Cómo afecta los gases de efecto invernadero a la Tierra?

Son muchas las causas que conducen a la emisión de gases de efecto invernadero, lo que ha provocado el cambio climático y el aumento de la temperatura, por lo que es fundamental conocer las causas del efecto invernadero, como son:

  1. El consumo de electricidad, la calefacción y el aire acondicionado.
  2. El transporte y la combustión de combustibles fósiles.
  3. El consumo diario de materiales desechables.
  4. Destrucción del ecosistema.

Cuando quemamos combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, añadimos a la atmósfera más dióxido de carbono del que ésta puede eliminar de forma natural mediante procesos como la fotosíntesis y la meteorización de las rocas. Este CO2 extra calienta nuestro planeta al atrapar el calor en nuestra atmósfera.

El efecto invernadero es el calentamiento de la atmósfera debido a la presencia de estos gases. Esto mantiene la superficie de la Tierra más caliente de lo que sería de otro modo. Es el responsable de que la vida en la Tierra sea posible.

Las consecuencias del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera pueden ser muy graves. El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero ya ha provocado un aumento de la temperatura global de 0,6°C (1°F) desde 1880; este aumento de la temperatura ha ido acompañado de un incremento del nivel del mar debido a la expansión térmica de las masas de agua, así como del deshielo de los glaciares y los casquetes polares.

Estos cambios pueden provocar una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor, sequías y lluvias torrenciales, que aumentan los riesgos para la salud y el bienestar de las personas; ciclones tropicales más intensos; aumento del nivel del mar; pérdida de biodiversidad; y reducción de la superficie disponible para la producción de alimentos.

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